To es sagrao, niño. Tierra y sielo. Anda corre vesten a por la Lluisa queztá pastando junto al rio y a ver si sen va a perder.
Fui a por la lluisa que pastaba junto al rio con la cabeza
gacha. Estaba triste porque le habían robao a la cría. Labuelo decía que no,
pero yo lo sabía que sí, que estaba triste por eso. La Lluisa tenía el pellaje
suave y hermoso, era ya una burra con unos tantos inviernos, pero era una burra
fuerte. Cuando era chica saltaba por los praos verdes de amarillas azucenas. Mugía
siempre a la misma hora sobre el mar verde y la tierra asul. Cuando dejó de
pastá, me miró y la cogí de las forejas y larrastré hasta labuelo.
Hijo, ayuda a levantarse a este viejo.
Labuelo se puso de pie y se aseó el sombrero de paja. Le faltaba un diente asinque podía beber de la bota con una sonrisa. Despué de
bebé se lio un pitillo de fumá y le pegó un lametón con la lengua duna vaca.
Cuando sea ma' mayor labuelo me dijo que menseñaría a fuma, pero que ahora soy
chico y no puedo.
Vamo' hijo, que te vo a seguir contando listoria de cuando era
jovensuelo, asin como tú. El tito Federico, la tita margarita y yo queríamo ir
a festeja a las fiestas del pueblo de Salaquesa, er pueblo de al lao, ya sabe tú.
Que eran las mejore fiestas de to la contorná, y aún lo siguen siendo, eso lo
sabe tor mundo. En esa fiesta conosí a labuela, pero esa e otra historia que ya
te contaré otro dia. El asunto esque ibamo a ir los tre a pasar tre día y tre
noche a la casa de tita Encarna. -Tú no la conosiste a la pobre muje, se quedó
sin estrenar y murió por secarse por dentro. Una lastimika en verdá. Labuelo se
santiguó. Pero la vida es muy puta hijo y no se puee haser mucho más. Hay
arguno que nasen como estrellas y otros nasen estrellaos y la tita Encarna era
de los segundo. Bueno, pue eso, que fuimos pallí con otra burrica, el Federico
iba montao el primero porque era el chico, y no íbamos turnando cada ratico pa
ir descansaos porque el viaje eran do o tre horas y ante no era como e ahora
que hay carretas pa ir y venir, ante era to prao y mala yerba. La mare no había
puesto, en las alforjas de la burrica, unos panes con unos chorisos mojaos en
aceite doliva pal camino, y esta bota de vino que aquí tengo io.
Ame un poquillo de vino.
Tira pallá niño del demonio que esto no es patí y labuelo me
pegó un galletón que se me movieron las muelas de lao a lao y se me cayeron los
moco' de la naris.
Sentate ahí callaico que labuelo está contando su historia y
tienes que aprendé tú a esto del arte de contá historias, porque es muy
importante, ¿Tú sabe hijo?
Cogiéndome de la' frentes le dije que sí.
Mi bien, ere' un buen chico. Bueno pue cuando ya habíamo comío
y bebío a mita' camino y la Margarita había meao medio bosque, ya verá de mayor
que la mujere siempre están meando y tardan mucho en meá, y no paran dablá tol
día, tu tita es mas trabajadora que tu tito y yo juntos, pero to lo hase
hablando la jodía.
Abuelo, me va a contar ya la historia o qué?
Coño con er niño que genio tiene ezte miraloo, si vale pa
mandá. Voy su majestá, y le pegó otro estrujón a la bota. Como te desia, el
Federico iba en el burrico otra ves cuando caminabamo por los praos amarillo' del secano, la chespa estaba ya pa cortá, pero eran tiempo de guerra hijo y to
los varone estaba muertos, presos o escapaos porai en er monte. Cuando llegamo' al paso de la rochas, ahí, donde se colgó el Jezú dun olivo poque la mujé le
pillo con una puta. Que panzá de reí no echamo tus titos y yo, bueno, y to er pueblo,
cuando salió de la casa con el caracolillo al aire gritando que lo mataran, que
ya no quería vivir ma'. Y como nadie lo hiso pues, lo hiso él,
ea, un hombre de prinsipio el Jezú.
ABUELOO
Que zí, que te calle ya! Anda subete ahi a lo alto de la higuera y bájate unos higos que están ya pa come, mientras el abuelo te espera aqui a la frejca. Dun sarto magarré ar árbol como un gato con la uñas bien afilás. Labuelo me contaba que atravesaron los praos del señorito de armas Don Ramiro del Valle, que despué de la guerra dejó de ser Don pa pasar a ser un muerto y su familia ahora lleva el nombre manchao de mala sangre, desa que no se va aunque le frote bien fuerte. La finca de Don Ramiro estaba en la vereda der camino pa ir a Salaquesa, por ai, crusaban los bigotudos y demases gentes. Ya no quedaba mucho, una hora andado ma o meno. El burrico estaba ya cansao de llevarno' a todo' y sobre to al Federico que se durmió medio camino. Los higos estaban ya moraos como los deos cuando hase frio y yo me cogí una docena pa mi y pa labuelo. Como ya estabamo cerca el camino estaba mejo y el burrico podia anda más tranquilo pero duna de aquellas, un carro tirao por do' caballo de buena raza a toa pastilla encarrilaron el camino directo hacia nosotro. Iban tan rápido quel burrico sasusto y tiro a corre po el campo con el Federico encima agarrao como una garrapata al cuello del animalico. Tu tita y yo salimo' corriendo detra' pero el jodio animal corría que se las pelaba. Salió disparao y el Federico brincaba a los lomos del burro con una pata ya en el suelo y la otra mirando pal sielo. El caso es que al final de la carrera, el Federico se las vio contra el suelo duna ves y tal fue la castaña que se dio que se le rasgaron los pantalones e iba con el pito al aire como dios lo trajo al mundo. Asín fue el resto del camino, desnuico perdío como alma en pena hasta llegar a casa la tita Encarna. Tol mundo le vió el colibrí a tu tío. el pobrecico iba subío al burro y se tapaba el culo pa que no lo vieran lo' dema' niños que se reían de él y te tiraban piedra y escupitajos.
JAJAJAJAJAJAJAJAJJA labuelo comensó a reí poseído por un mal demonio. Tanto rió que se le saltaron lo lagrimone de lo ojos.
Esa es la historia abuelo? vaya mierda dhistoria!
Continuará.
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