martes, 10 de noviembre de 2020

Otra idea/estructura para la historia con espera: "Mi padre tenía 61 años"

 

Mi padre tenía 61 años (Estructura para relato con ESPERA)

 

PRELUDIO

[Aclaración: es una continuación, con cierre, del relato “Mi padre tenía mala suerte”. Lo usaría en parte y editado para que la situación del hijo y su relación con el padre que agoniza sea comprensible]

a)      De estructura: reproduzco la última estrofa de “E lucevan l’stelle”, el aria final de Tosca de Puccini, la que canta Mario Cavaradozzi antes de ser fusilado.

b)     El padre tiene un enfisema pulmonar con aneurisma de aorta. Todo mal, fumador empedernido, un solo pulmón. Quedó internado en la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Montevideo hace 4 días. Está solo en ese cuarto, el otro paciente se fue hace un día. El protagonista lo acompaña desde hace una hora mientras la mujer del moribundo, su madre, no irá hasta la tarde.

c)      De estructura: Inserto una anécdota de una semana anterior a la internación [cuando pide que lo dejen conducir su camioneta pickup]

d)     De estructura: Inserto además una breve referencia de la hermana (ausente) del protagonista, datos que no están en “Mi padre…” pero que serán fundamentales para entender la vuelta de tuerca final [el XXXXX].

LA ESPERA 

[Considero que aquí está la espina dorsal de la historia. Quizá sea en 2da persona -le habla en voz alta- o como una conversación telefónica de la que se oye a una sola parte]

a)      a) Es temprano en la mañana de un jueves, el protagonista decide tomar un café con medialunas en el hospital antes de ir a acompañar a su padre. No lleva ningún libro, decide comprar el periódico para entretenerse mientras lo acompaña. Se sienta en la cama vecina que está libre. Empieza a recorrer el periódico. Llega el médico, es joven, de unos 35 años, apenas unos pocos más que él. Le dice que esté preparado pues su padre está cerca de colapsar, sucederá en pocas horas, quizá no llegue ni a una. Al retirarse el médico el protagonista deja el periódico, ahí comienza LA ESPERA. Mira a su semiconsciente padre, repasa en un flashback a alta velocidad los 33 años de su vida reflejados ahora en ese moribundo. Le habla, el padre parece que escuchara suspirando y abriendo los ojos, llega a mover los labios pero no dice nada [aquí va parte de su visión de lo que le ha tocado vivir como se insinúa en el texto de “Mi padre…” pero con más detalles del protagonista: hechos y suposiciones, detalles y nebulosas, incógnitas y certezas, reproches y agradecimientos] Revisa su conciencia, se pregunta por qué tienen ese rechazo mutuo; al fin y al cabo, el protagonista no le ha fallado ni traicionado nunca. Mira a la vida de su padre: frustración tras frustración, sueños inalcanzables, mucha bebida, poco hogar, mucho cigarrillo, ningún ejercicio, cero amor -o no- no sabe, cero comunicación –seguro- y siempre.

b)     b) Momentos finales de la agonía: aparenta una lucidez momentánea. Al protagonista le viene a la memoria el aria favorita de su padre (“E lucevan …”). Le recuerda al padre que cuando trataba de cantar, y tanto su mujer como su hija (madre y hermana del protagonista) lo callaban por no hacerlo con entonación perfecta (ellas tienen oído absoluto y perfecto y, no sólo el oído). Gustaba de la zarzuela, era fan de Caruso y Gardel pero sólo cantaba si no lo oía nadie. La inquisición tonal no perdonaba.

 ESCENA FINAL

a)       El protagonista ve que su padre se agita violentamente, intuye que es el final. Le toma la mano. Unos minutos después su padre se incorpora y con los ojos muy abiertos habla con claridad, dice: “XXXXX” y expira. Exactamente lo que el protagonista no quería oír.

REFLEXIÓN

a)       Aquí está el fin de LA ESPERA. Nada ha cambiado, piensa que ni al expirar, ni siquiera en el último atisbo de vida, llegó la redención que esperó de su padre. Hasta se habría conformado con un simple reconocimiento de su existencia. Entonces dice:

 “Soy fuerte. Gracias papá, gracias mamá. No necesito que me queráis. Sigo siendo un superviviente”.


ACLARACIÓN MUY MUY MUY IMPORTANTE:

Los conceptos que incluyo en este esquema de relato empezaron como un ejercicio propio y aislado allá sobre mediados del 2019. Quedaron inconclusos y sin revisar, lo llamé entonces “Un viaje por la vida”. En febrero de este año empecé con otro relato relacionado, se llama “Mi padre tenía 61 años” (lo uso parcialmente para este proyecto). Más tarde, cuando no encontraba nada que considerara de cierta solidez para el concurso de Fuentetaja del taller anterior, desarrollé una parte de “Un viaje…” como para armar el relato de “Mi padre…”.  Ahora resucito, con cambios y ampliaciones, aquel otro de febrero de este año. No sé si ha sido reciclaje o refrito; lo primero bueno, lo segundo no.

Resulta muy cercano a ciertas situaciones de “Dicen los síntomas” de nuestra querida Bárbara. Aprovecho para reafirmarle a esta amiga y brillante escritora que puede quedarse tranquila, no reclamaré por el “plagio”... Eso sí, discrepo con lo que le adjudica al padre de la protagonista de la novela cuando sostenía: “…Puccini hacía música para niños”. Esto, en boca de un aficionado a la ópera, por más insufrible que sea esa persona, es inverosímil …

¡Sin humor no se puede vivir!

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