lunes, 26 de octubre de 2020

90-60-90 (ejercicio Nº2: ironía)

 

90-60-90

Las cifras mágicas. Las mismas de Marilyn Monroe en su apogeo. Me pellizco, no puedo creerlo, me pregunto si será realmente así, ¿estaré soñando? Fotografío a Isadora, una chica 90-60-90 según dice ella misma: y por obra y gracia de Dios. Yo la creo, admiro la obra de Dios; sólo las diosas pueden tener esos 90-60-90 (exceptuado el imperio de la silicona).

La conocí al fotografiar un coro de cámara de estudiantes que dirige una amiga; estaba en la sección de contraltos.  Apenas noté su potencial le hablé para sugerirle, si le apetecía, que pasara por mi estudio para unas tomas individuales; le veía grandes posibilidades para modelar con sus generosos 1.75 m de altura y proporcionadas formas. Por esos días fotografiaba una colección de lencería y mallas de baño; no estaba conforme con las modelos que había enviado la agencia. Isadora bien podría ser quien refrescara las imágenes de ese trabajo. Claro, necesitaría alguna instrucción previa de modelaje, tarea que podía realizar mi asistente, quien había sido modelo, y yo mismo. Por años, mi pasión se ha centrado en la fotografía creativa de ballet y su entorno; debo reconocer, sin embargo, que la publicitaria es la que me da de comer.

Encuadrar a Isadora en el visor de mis cámaras me hacía sentir que comía una hamburguesa triple con beicon, queso azul, cheddar, pepinillos agridulces, huevo frito, mahonesa y bastante salsa barbacoa acompañadas de sabrosas patatas bravas. Las bailarinas llegaban, según mi memoria visual, táctil, sensible, fotográfica a unos 55-50-60 aunque nunca me preocupé por esas medidas. En el ámbito del ballet las cosas van por otro lado. Si alguien llega a integrar una compañía de danza es porque el exhaustivo entrenamiento ha hecho a su cuerpo así. Importa lo que una bailarina o bailarín logra realizar con esos músculos. Son centímetros cuadrados, cúbicos más bien, de terreno firme, duro en musculatura para poder realizar un grand jeté en tournant, una secuencia de pas de chat o un fouetté rond de jambe al tiempo de la música. Cuerpos sin excesos, sin grasas, cuerpos con propósitos, formas que resultan en medidas que el escenario transforma a la vista del espectador; todo aparenta ser diferente bajo los focos de luz. Sabía que Isadora no era una bailarina, yo seguía encandilado por esos 90-60-90. Razonaba, como para justificarme, que eran pensamientos meramente profesionales.

A la nochecita, vuelvo a mi casa al terminar la larga jornada de tomas y cuarto oscuro. Le comento a mi compañera, bailarina de ballet, el trabajo del día y la sesión de fotos con Isadora, la chica que había descubierto en un coro. Le conté, riendo, lo de los 90-60-90 y que había sido la propia joven, plenamente consciente de su atractiva figura, quien lo había dicho con orgullo, hasta quizá con cierto sarcasmo por saberse siempre observada. Le aclaré, bromeando, que no le había tomado ninguna medida para verificar sus afirmaciones. Luego cenamos, yo mismo había cocinado una brótola maître d’hôtel con una guarnición simple de patatas y boniatos que quedó superlativa, la regamos con abundante Cabernet Franc Rosé D’Anjou, cerramos con amaretti di Saronno, Sambuca siciliana y ristretto. Finalmente nos vamos a dormir. Entonces, en un momento lleno de ternura, de miradas invitantes, de sugerentes movimientos, de caricias prolongadas, de silencioso deseo, sus húmedos y apasionados labios susurran en mi oído:

Less is more”, ¿verdad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A mos redó - Na Jordana (alternativa, hasta con 3 adjetivos, para el ej. Nº12)

  A mos redó - Na Jordana Los veo, ¿me veo?, casi todas las mesas de la terraza ocupadas, son vecinos del barrio, aquí es raro ver turista...