El recibimiento es siempre cálido, como si llegaras a una cena familiar después de haber pasado mucho tiempo fuera de casa. Una vez revelada la contraseña, las puertas se abren y la sonrisa de Max se traga todas las preocupaciones: abrazo de hermano mayor, conversación de cuñado sobre lo mal que jugaron anoche los paquetes del primer equipo—“¡Hasta nuestras chicas podrían haber ganado ese partido, joder!”— y consejos financieros de padre previsor. Cuando los aplastantes brazos de Max se despistan durante un milisegundo, me escurro para caer, sin apenas darme cuenta, en los arenosos pechos de Lotta que, de alguna manera, recogen la mirada de una madre decepcionada, el amor incondicional de una abuela y los achuchones avasalladores de unas tías lejanas. Con el rebufo maternal, arribo a la cabina que me suelen tener dispuesta. Me anclo al sillón. Recostado, espero el inicio de escenas más que conocidas. Esta vez he pedido dos: altas, altísimas, lucen pelucas obscenamente artificiales y una expresión que navega entre el placer y el agravio. Últimamente no ando muy motivado, así que pensé, por pura lógica, en doblar estímulos. Tras el cristal, empiezan a ejecutar contorsiones y gestos coreografiados. La estancia cuenta con un panel, una especie de menú que permite a los clientes convertirse en directores: tus fantasías a golpe de botón. Tú pulsas, ellas representan. Opto por los “Azotes cariñosos”, seguidos de los “Mordiscos con lengua” combinados con un “Desnudo integral”, mientras me acaricio con rabia por encima del pantalón. Siento que no funciona. Aumento la presión de mi mano, que ya busca el contacto con su propia carne, y pulso “Contra el cristal”. Mi cuello y mis piernas se alargan, la nuez parece a punto de salírseme del cuello, mis ojos imantados al techo negruzco. Cuando recobro mi forma, las chicas ya han desaparecido. No hay botón de “Despedida hogareña”. Salgo a la calle sin recibimiento alguno y echo a andar hacia el trabajo.
martes, 24 de noviembre de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A mos redó - Na Jordana (alternativa, hasta con 3 adjetivos, para el ej. Nº12)
A mos redó - Na Jordana Los veo, ¿me veo?, casi todas las mesas de la terraza ocupadas, son vecinos del barrio, aquí es raro ver turista...
-
Juancho estaba borracho esa tarde, y se paseaba por la vereda bravucón, aunque ya nadie en el barrio se sentía amenazado, o siquiera inq...
-
Tonto como adjetivo (v.3.1) “¿Por qué esa mala fama de los adjetivos?” * Instrucciones para lectura abreviada - leer sólo: 15:58 con ...
-
Claudia me dijo que le gustaban los sadboys. -¿Qué es eso? -le pregunté con un emoticono de ceño fruncido. -Sí, ya sabes, los sadboys, lo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario